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Mi primo y yo disfrutábamos de las fallas de Valencia y sus chulazos. Tras valorar muchas opciones vimos un chaval que iba borracho y se había quedado solo. Con un culazo tremendo y tatus por todo el cuerpo. Lo convecimos para que entrara en nuestro apartamento y darle todo nuestro amor. Parece que la leche va bien para curar la borrachera... y de eso, tuvo de sobra.